LA PALABRA DE DIOS FUENTE DE RENOVACIÓN
Por: Pbro.Vidal Cervantes Chán
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Como cada año el presbiterio de la prelatura de Cancún Chetumal, junto con su pastor Mons. Pedro Pablo Elizondo L.C., se reunieron durante una semana para su formación permanente, del 11 al 15 de enero en la Ciudad de Cancún, el la sede de la Fundación Ciudad de la Alegría con la asistencia de 80 sacerdotes y diáconos.
El Pbro. Octavio Acevedo, L. C., hasta entonces vicario para la vida consagrada y hoy Nuevo Vicario general de la Prelatura, hizo la introducción a esta jornada con una exhortación a reconocer la importancia y la responsabilidad de la vocación sacerdotal. Y así dijo que Jesucristo para continuar su obra redentora elige fundar una Iglesia y llama, de entre los hobres, a los ue El quiere para que la guíen y nosotros somos llamados por el mismo Jesucristo. Esto nos crea un sentido de responsabilidad ante gran privilegio. Como cristianos nos llama mediante la fe del bautismo y como sacerdotes nos consagra para dedicar todo nuestro ser al servicio de esta Iglesia en la construcción del reino de Dios en el mundo y llevar a las almas hacia él.
¿Como deben los sacerdotes responder a los retos de la sociedad actual? Con la fe firme en este llamado, y reconocer ue esta vocación no es de carácter meramente profesional y profano, sino una entrega de servicio para vivir como Cristo, el Maestro, vivió. Para servir en exclusividad al pueblo de Dios, con un ánimo de gozo y esperanza y no como por obligación, o por meros intereses humanos. Sin temer a los sufrimientos, a los ataques arteros e infundados, al cansancio o al desanimo. La iglesia siempre seguirá adelante porque tiene la asistencia del Espíritu Santo y camina de la mano de Jesucristo. Es nuestra responsabilidad cuidar, guiar y proteger y hacer crecer a esta Iglesia nuestra con una formación permanente, con la frecuencia de los sacramentos, con una espiritualidad siempre renovada y un deseo de vivir las virtudes que Cristo nos enseñó.
Algunas de Nuestras reflexiones de Estudio
“REFLEXIONAR JUNTOS SOBRE LA IMPORTANCIA DE LA SAGRADA ESCRITURA EN NUESTRO MINISTERIO PARA PERCIBIR, CON MAYOR CLARIDAD, ALGUNAS EXIGENCIAS PERSONALES Y COMUNTARIAS”.
Este fue el objetivo de esta jornada de estudio y oración que impartió magistralmente el Pbro. Toribio Tapia Bahena, proveniente de la Diócesis de Lázaro Cárdenas Mich. y Director de la Dimensión para la Animación Bíblica para la Pastoral de la CEM.
Nos recordó algunos principios el reconocer que La Biblia, como Palabra de Dios es, con toda certeza, fuente de renovación espiritual, especialmente los Evangelios. En ellos encontramos los principios elementales para una verdadera espiritualidad cristiana: la espiritualidad del seguimiento de Jesucristo. En nuestros tiempos se hace más necesario percibir las exigencias fundamentales para una sana interpretación de la Palabra de Dios y así transmitirla con fidelidad a nuestros oyentes. Es importante tener elementos y criterios válidos, serios y adecuados para una sana interpretación
Estos criterios tienen que ser Eclesiales, teniendo una apertura hacia otras opiniones, para no caer en fundamentalismos sectarios, que en vez de acercar a los fieles los alejarían. Sin perder de vista el magisterio de la Iglesia y las disposiciones de los diferentes documentos en la materia. Haciéndose evidente de que hay que asumir una interpretación analógica que no minimice las diferencias pero que tampoco relativice las coincidencias.
Así pues, podemos asentar que la Biblia es palabra de Dios porque fue inspirada por Dios.(2 tim.3,16) Dios es su autor como lo afirma el concilio Vat. II. En su constitución Dei Verbum.
Por ser palabra de Dios tiene autoridad, junto con la tradición, para ser la suprema regla de fe para la Iglesia (Dei Verbum 21).
Por ser palabra de Dios nos transmite fielmente y sin error la verdad que Dios hizo consignar en dichos libros para nuestra salvación. (D. V. 11)
Así pues, podemos acudir a ella con la seguridad de que realmente iluminará nuestro caminar, tiene una fuerza poderosa para realizar lo que transmite (D.V. 21). Es decir: además de tener autoridad, la Biblia por ser palabra de Dios, tiene mucha utilidad para nuestra vida. Por eso debemos acercarnos a Ella con fe, con profundo respeto pero sin miedo.
El Pbro. Octavio Acevedo, L. C., hasta entonces vicario para la vida consagrada y hoy Nuevo Vicario general de la Prelatura, hizo la introducción a esta jornada con una exhortación a reconocer la importancia y la responsabilidad de la vocación sacerdotal. Y así dijo que Jesucristo para continuar su obra redentora elige fundar una Iglesia y llama, de entre los hobres, a los ue El quiere para que la guíen y nosotros somos llamados por el mismo Jesucristo. Esto nos crea un sentido de responsabilidad ante gran privilegio. Como cristianos nos llama mediante la fe del bautismo y como sacerdotes nos consagra para dedicar todo nuestro ser al servicio de esta Iglesia en la construcción del reino de Dios en el mundo y llevar a las almas hacia él.
¿Como deben los sacerdotes responder a los retos de la sociedad actual? Con la fe firme en este llamado, y reconocer ue esta vocación no es de carácter meramente profesional y profano, sino una entrega de servicio para vivir como Cristo, el Maestro, vivió. Para servir en exclusividad al pueblo de Dios, con un ánimo de gozo y esperanza y no como por obligación, o por meros intereses humanos. Sin temer a los sufrimientos, a los ataques arteros e infundados, al cansancio o al desanimo. La iglesia siempre seguirá adelante porque tiene la asistencia del Espíritu Santo y camina de la mano de Jesucristo. Es nuestra responsabilidad cuidar, guiar y proteger y hacer crecer a esta Iglesia nuestra con una formación permanente, con la frecuencia de los sacramentos, con una espiritualidad siempre renovada y un deseo de vivir las virtudes que Cristo nos enseñó.
Algunas de Nuestras reflexiones de Estudio
“REFLEXIONAR JUNTOS SOBRE LA IMPORTANCIA DE LA SAGRADA ESCRITURA EN NUESTRO MINISTERIO PARA PERCIBIR, CON MAYOR CLARIDAD, ALGUNAS EXIGENCIAS PERSONALES Y COMUNTARIAS”.
Este fue el objetivo de esta jornada de estudio y oración que impartió magistralmente el Pbro. Toribio Tapia Bahena, proveniente de la Diócesis de Lázaro Cárdenas Mich. y Director de la Dimensión para la Animación Bíblica para la Pastoral de la CEM.
Nos recordó algunos principios el reconocer que La Biblia, como Palabra de Dios es, con toda certeza, fuente de renovación espiritual, especialmente los Evangelios. En ellos encontramos los principios elementales para una verdadera espiritualidad cristiana: la espiritualidad del seguimiento de Jesucristo. En nuestros tiempos se hace más necesario percibir las exigencias fundamentales para una sana interpretación de la Palabra de Dios y así transmitirla con fidelidad a nuestros oyentes. Es importante tener elementos y criterios válidos, serios y adecuados para una sana interpretación
Estos criterios tienen que ser Eclesiales, teniendo una apertura hacia otras opiniones, para no caer en fundamentalismos sectarios, que en vez de acercar a los fieles los alejarían. Sin perder de vista el magisterio de la Iglesia y las disposiciones de los diferentes documentos en la materia. Haciéndose evidente de que hay que asumir una interpretación analógica que no minimice las diferencias pero que tampoco relativice las coincidencias.
Así pues, podemos asentar que la Biblia es palabra de Dios porque fue inspirada por Dios.(2 tim.3,16) Dios es su autor como lo afirma el concilio Vat. II. En su constitución Dei Verbum.
Por ser palabra de Dios tiene autoridad, junto con la tradición, para ser la suprema regla de fe para la Iglesia (Dei Verbum 21).
Por ser palabra de Dios nos transmite fielmente y sin error la verdad que Dios hizo consignar en dichos libros para nuestra salvación. (D. V. 11)
Así pues, podemos acudir a ella con la seguridad de que realmente iluminará nuestro caminar, tiene una fuerza poderosa para realizar lo que transmite (D.V. 21). Es decir: además de tener autoridad, la Biblia por ser palabra de Dios, tiene mucha utilidad para nuestra vida. Por eso debemos acercarnos a Ella con fe, con profundo respeto pero sin miedo.
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