Dos Obispos, cuarenta sacerdotes y miles de fieles acompañan al P. John Coady, LC en su funeral
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Emotivos fueron los momentos que se vivieron la noche del lunes 13 de julio en la Catedral de la Santísima Trinidad de Cancún en la que miles de personas recibieron entre aplausos a un sacerdote, amigo de todos, uno de los fundadores de la Evangelización en la entonces naciente Prelatura de Chetumal, y quien por 39 años fue un ejemplar sacerdote, servidor de todos.
La calurosa noche era un signo del calor que se vivía en los corazones de tantos fieles que lo conocieron y que durante más de una hora rezaron el rosario, la coronilla de la Misericordia y dieron sus testimonios, pequeños esbozos y anécdotas que recuerdan con inefable cariño, a un ser humano, un padre amoroso, un valiente y misionero sacerdote que les supo comprender, escuchar y guiar.
La ceremonia inició cerca de las 10:00 de la noche, con la llegada de los restos mortales del P. John Coady LC, quien fue llevado entre hombros por sus hermanos sacerdotes, ahora, continuadores de una misión en la que fue pionero, de una aventura en la que se jugó la vida entera por Cristo y con Cristo.
Inició la procesión de entrada y presidió Mons. Pedro Pablo Elizondo LC, Obispo Prelado de Cancún-Chetumal, acompañado por Mons. Jorge Bernal LC, Obispo Emérito de la Prelatura y otros 40 sacerdotes. La recepción fue memorable: no cesaban los aplausos para el sencillo hombre que no le gustaban los protagonismos, muy parecido a sus santos favoritos: San Martín de Porres y Santa María Goretti.
Durante la homilía, Mons. Jorge Bernal LC detalló el inicio de la Prelatura de Chetumal, en la que le acompañó fielmente el P. John Coady LC, un sencillo, alto y muy amable sacerdote de origen irlandés, recién ordenado, con un alma y corazón enormes, y quien siempre se ganó los corazones de todos para Cristo.
Así mismo Mons. Pedro Pablo recordó aquellas palabras del Evangelio de San Lucas, en la Resurrección de Lázaro: "Tu amigo ha muerto... no ha muerto..., porque todo aquél que crea en mí aunque haya muerto, vivirá". Leyó también un artículo en la que definía el Batallón de San Patricio que ayudó a Mons. Bernal a propagar la Fe en toda la Prelatura, con un espíritu entregado y misionero.
Las lágrimas estuvieron presentes en todo momento, pero eran lágrimas de júbilo y gozo, porque había entrado ya a la Gloria Celestial, recibido por los ángeles y santos, llevado de la mano de Santa María hasta la presencia del Amigo que nunca falla, del Amado a quien el Padre John había consagrado su vida y que ahora en el Cielo con él su fundiría en un Eterno Abrazo.
Fue velado toda la noche por los fieles que le conocieron hasta las seis de la mañana, hora en la que partió para su sepelio en el poblado de Cotija, Michoacán, lugar en donde descansan los sacerdotes de la Congregación de los Legionarios de Cristo.
Emotivos fueron los momentos que se vivieron la noche del lunes 13 de julio en la Catedral de la Santísima Trinidad de Cancún en la que miles de personas recibieron entre aplausos a un sacerdote, amigo de todos, uno de los fundadores de la Evangelización en la entonces naciente Prelatura de Chetumal, y quien por 39 años fue un ejemplar sacerdote, servidor de todos.
La calurosa noche era un signo del calor que se vivía en los corazones de tantos fieles que lo conocieron y que durante más de una hora rezaron el rosario, la coronilla de la Misericordia y dieron sus testimonios, pequeños esbozos y anécdotas que recuerdan con inefable cariño, a un ser humano, un padre amoroso, un valiente y misionero sacerdote que les supo comprender, escuchar y guiar.
La ceremonia inició cerca de las 10:00 de la noche, con la llegada de los restos mortales del P. John Coady LC, quien fue llevado entre hombros por sus hermanos sacerdotes, ahora, continuadores de una misión en la que fue pionero, de una aventura en la que se jugó la vida entera por Cristo y con Cristo.
Inició la procesión de entrada y presidió Mons. Pedro Pablo Elizondo LC, Obispo Prelado de Cancún-Chetumal, acompañado por Mons. Jorge Bernal LC, Obispo Emérito de la Prelatura y otros 40 sacerdotes. La recepción fue memorable: no cesaban los aplausos para el sencillo hombre que no le gustaban los protagonismos, muy parecido a sus santos favoritos: San Martín de Porres y Santa María Goretti.
Durante la homilía, Mons. Jorge Bernal LC detalló el inicio de la Prelatura de Chetumal, en la que le acompañó fielmente el P. John Coady LC, un sencillo, alto y muy amable sacerdote de origen irlandés, recién ordenado, con un alma y corazón enormes, y quien siempre se ganó los corazones de todos para Cristo.
Así mismo Mons. Pedro Pablo recordó aquellas palabras del Evangelio de San Lucas, en la Resurrección de Lázaro: "Tu amigo ha muerto... no ha muerto..., porque todo aquél que crea en mí aunque haya muerto, vivirá". Leyó también un artículo en la que definía el Batallón de San Patricio que ayudó a Mons. Bernal a propagar la Fe en toda la Prelatura, con un espíritu entregado y misionero.
Las lágrimas estuvieron presentes en todo momento, pero eran lágrimas de júbilo y gozo, porque había entrado ya a la Gloria Celestial, recibido por los ángeles y santos, llevado de la mano de Santa María hasta la presencia del Amigo que nunca falla, del Amado a quien el Padre John había consagrado su vida y que ahora en el Cielo con él su fundiría en un Eterno Abrazo.
Fue velado toda la noche por los fieles que le conocieron hasta las seis de la mañana, hora en la que partió para su sepelio en el poblado de Cotija, Michoacán, lugar en donde descansan los sacerdotes de la Congregación de los Legionarios de Cristo.
Siento mucho que el Padre Coady haya fallecido, lo conozco desde que soy pequeña y haberme enterado de su deceso me ha dejado muy triste. Fue una persona dedicada a su labor y siempre se le veía contento y con una sonrisa. Al dar la misa siempre lo hacía con mucha alegría que transmitía a los demás con su sola presencia. Sé que ahorita que está en el Cielo con Dios todos han de estar celebrando su llegada; no dudo que siempre seguirá repartiendo alegría desde allá arriba a nuestros corazones así como lo hizo mientras estaba aquí en la tierra. Lo recordaré por siempre! Descanse en paz!
ResponderEliminarQues descance el P. John en paz, tengo muy felices recuerdos de el. Seamus hayes
ResponderEliminarUn gran sacerdote a quien Dios escogió para enseñarnos la alegría de vivir cumpliendo la Voluntad del Padre. Mi gratitud para Dios Nuestro Señor lo haberme dado la oportunidad de crecer a su lado.
ResponderEliminarP.R.C.A.G.D
Vicky Cobos. Chetumal